La Reina Cristina,destacada figurade la cultura europea durante el Absolutismo, se anticipó a los tiempos como «déspota ilustrada». Su vida, unida a los acontecimientos políticos más importantes de la época, la obligó, además, a tomar por sí sola drásticas decisiones. Más interesada en la ciencia y en el arte que en la política no en vano llevó a su corte a René Descartes y a Hugo Grocio, representa mejor que ninguna otra figura las frecuentes tendencias contradictorias de su tiempo. Apoyó a eruditos y artistas, reunió una magnífica biblioteca y se entusiasmó por la pintura y la literatura españolas. Sin embargo, los escándalos que la rodeaban, sus caprichos, su espíritu librepensador y su vida amorosa, la condujeron, tras un breve reinado, a abdicar a favor de su primo en 1654. Tras convertirse al catolicismo y trasladarse a Roma, mantuvo una incesante actividad en los ámbitos culturales y científicos hasta su muerte.