Argumento de Costas Perfumadas
Cierta condición posmoderna se obstina en negar el pan y la sal a toda escritura que no constate el supuesto hartazgo histórico que nos toca vivir, pero la máxima «Nulla aesthetica sine ethica», que a modo de exordio bien podría inscribirse en la entrada a estas Costas perfumadas, nos recuerda que la palabra es un último refugio en tiempos oscuros y que, aun hoy, existe una aventura insólita llamada literatura.
Costas perfumadas es un libro que identifica la fascinación del hombre occidental por lo extraño, por el y por lo Otro, como la penúltima batalla, antes de la muerte, que le resta por librar; un libro que dialoga con Herodoto y con Joseph Conrad, con William Blake y con Arthur Rimbaud, con los notarios del mundo y con los iluminados del lenguaje; un libro que hace del Viaje metáfora de la Vida, al modo como Ulises, de regreso a su hogar, dibujó el mapa del universo conocido y se convirtió en el primer héroe de nuestra ya milenaria cultura.
Andanza maravillosa y maravillada de otro marino que perdió la gracia del mar, Costas perfumadas, la incursión de Agustín Vidaller en el país de Punt, «el país de la abundancia, el país de los dioses», nos regala la primera obra de un escritor admirable, empeñado en desvelar ese misterio que, según Borges, acaso defina la esencia de la literatura: la búsqueda de la belleza y la verdad ocultas en una palabra.0