Segundo: el TDAH produce un deterioro importante en la capacidad del niño de desarrollarse en el ámbito académico, familiar y social. Si no se trata puede limitar las posibilidades futuras del niño, porque produce un rendimiento muy por debajo de su capacidad intelectual y de su potencial.
Tercero: existen tratamientos seguros y eficaces para el TDAH. Suele ser necesario combinar medicación, tratamiento conductual, y apoyo individual, familiar y escolar. El riesgo del tratamiento es mucho menor que el riesgo de no tratar al niño. Como padres, profesores y médicos de niños con TDAH no nos podemos permitir el lujo de dejarlos sin tratamiento, debido a los desastrosos resultados que esto produce en el niño, adolescente y adulto.