Para que tal cosa ocurriera la realidad fue ocultada, retorcida o simplemente hecha desaparecer. La matanza de 1936 selló el asunto. Sin embargo, la investigación ofrece a veces, incluso de manera casual, resultados sorprendentes. Tantos que parece ya tiempo de que la historia ocupe el lugar que merece en medio de tanta visión interesada.
Así, no vendrá mal que, por una vez, sean las voces de todos las que a través de los expedientes abiertos por el Gobierno Civil y la Guardia Civil iluminen lo ocurrido en Almonte en aquellos meses de 1932. Si a esto unimos informaciones procedentes de otros archivos relativas a la propiedad de la tierra o a los consejos de guerra que afectaron durante varios años a los vecinos de izquierdas, dispondremos de otra visión bastante más completa e interesante de la que ha prevalecido hasta la fecha.
Nos han contado siempre que se trató de un motín popular contra los excesos anticlericales de la República, pero ¿y si se hubiese tratado más bien de la calculada respuesta de los propietarios ante un proyecto de reforma agraria que estaba dispuesto a revisar lo ocurrido con la tierra en Almonte, uno de los municipios más extensos de España, desde el siglo anterior?
En este sentido es posible que muchos de los que gritaban ¡Viva la Virgen del Rocío! en lo que en realidad estuviesen pensando es en ¡Muera la República!.