Las actuales políticas universitarias, que se presentan como supuestas medidas desesperadas derivadas de la coyuntura de crisis económica, no son excepcionales ni transitorias, sino la última etapa de una estrategia a largo plazo de desmantelamiento de la universidad pública y privatización de los saberes, funciones y bienes derivados de la actividad universitaria. Hacer pasar unas supuestas «exigencias del mercado» por «necesidades sociales» no sólo es la operación que está transformando la faz de las instituciones educativas universitarias sino la matriz misma del diseño institucional a gran escala del capitalismo en su actual fase, en la que las relaciones sociales son progresivamente devoradas por relaciones mercantiles. Este es el verdadero centro de gravedad del ataque a la universidad como bien común.