Este libro pretende reconstruir la historia del tiempo-madre mediante el trabajo con la documentación y las crónicas de ese período (1760-1837) teniendo como objetivo detectar qué es lo que estaba desarrollando la ciudadanía de entonces que tanto molestó al patriciado de Santiago al punto de que, encabezado por Prieto y Portales, rompió todas las tradiciones coloniales y poscoloniales.
En Chile, la memoria política de la nación está enferma. Está saturada de estatuas y héroes que, en estricto rigor histórico y cívico, no han sido ni son ejemplares. En ningún rincón de ella aparece el pueblo y/o la masa ciudadana como el principal actor de su destino o el único héroe que debió y debe ser. Nunca el orden portaliano (en cualquiera de sus tres o cuatro avatares) ha dado paso libre al poder soberano de la ciudadanía. Razón por la que ésta no sólo no tiene recuerdos de sí misma (como no sea el de sus mártires y deudos) sino tampoco conciencia clara de su soberanía (sólo tiene recuerdos variopintos de la omnipresente «clase política»). La memoria política de los chilenos debe ser, por tanto, revisada e intervenida.
Reestructurada según criterios cívicos y democráticos, a objeto de rescatar y reconstruir el gran «capital humano» que ha perdido.
Este libro pretende reconstruir la historia del tiempo-madre mediante el trabajo con la documentación y las crónicas de ese período (1760-1837) teniendo como objetivo detectar qué es lo que estaba desarrollando la ciudadanía de entonces que tanto molestó al patriciado de Santiago al punto de que, encabezado por Prieto y Portales, rompió todas las tradiciones coloniales y poscoloniales para perpetrar el inédito cuanto sangriento golpe de Estado de 1830 y constituir luego un orden político librecambista, centralizado y, en esencia, antidemocrático. Parece llegado el tiempo de que se intente rescatar lo que allí y entonces crecía por sí mismo democráticamente y fue cercenado.