A partir de esto se nos invita a ir investigando más profundamente cómo nos experimentamos a nosotros mismos: ¿Qué tan precisa es la imagen que tenemos de nuestro propio ser? ¿Qué capas de suposiciones podemos cuestionar? ¿Qué conocimiento hay en nuestro interior que aún no puede manifestarse?
Cuando reconocemos los límites de nuestros conocimientos actuales y nuestras maneras de aplicar estos conocimientos, todo lo que ahora se siente tan completo y sólido -nuestro mundo físico, nuestras complejidades, pensamientos, sentimientos y emociones- pueden convertirse en un campo de infinitas posibilidades.