En este libro el autor invita al lector a recibir el sacramento de la confirmación como inicio de esa forma de existencia específica, que luego hay que ir reafirmando y alimentando personalmente. Y lo hace a través de una lúcida reflexión epistolar dirigida a dos jóvenes recién confirmados, invitándoles a abrirse al futuro que Dios les ofrece, a descubrirlo y asumirlo con alegre disposición y fe viva.