Con Vistas al Naranco es mi grito agradecido a la vida y a mi entorno familiar y ciudadano. Como ovetense, el monte forma parte de mi dieta de libertad sin mácula de sombra. Pero desde que padezco los rigores del ictus y, al tiempo, mi escaño de diputado me aleja de Asturias de lunes a jueves, el Naranco es el mejor bálsamo contra mis dolencias.