«Escribo este libro
porque no sé fabricar bombas nucleares
y, después de todo,
algo tendré que lanzarte.»
Desde Madrid al cielo, únicamente pasando por el quinto piso de la calle en la que dijimos nuestro primer «Siempre» en formato poema. Nunca supe cómo despedirme y ahora he encontrado la manera: mirando al cielo, sabiendo que nunca más volveré a verte volar, pero sonriendo porque sé que estás por ahí, pareciéndote al sol, siendo mi luz.