Algunos monstruos me han abrazado, otros sólo me han besado y en algunos me he quedado a vivir un tiempo, corriendo el riesgo de morir de pena cuando me han abandonado. He cruzado nubes con ellos, he saltado en conciertos y he pasado la madrugada de inviernos enteros abrazado a su pecho.
Yo tengo los míos, pero hay muchos más ahí fuera, acechando, esperando encontrarse contigo en el lugar más inverosímil para dejarte una cicatriz.
¿Conoces a tus monstruos?