Con las carnes abiertas es un poemario que va más allá de la desnudez primitiva, esa que tan solo enseña el torso. A lo largo de cada verso, se abre una ventana por donde huyen en línea recta todas las insatisfacciones tanto personales como sociales, de quien emplea la pluma sobre estas páginas. La autora se nos revela contra la complejidad de una sociedad amorfa, donde la vida no vale nada a la hora de poner las cartas sobre la mesa. Todo esto, unido a que la eternidad aún no existe por fortuna y el tiempo discurre a veces sin pena ni gloria, mientras seguimos peleándonos por cosas banales. (...) Sería mejor despojarme de relojes puntuales, de la piel que cubre mis sobresaltos, tomar mi carne y salvarla de ataduras que solo imponen responsabilidades vanas. Aspirar el silencio del mundo cuando calla y entregarme, sin más, a corazón abierto. C. Vargas