Más vale no querer ser a la vez marinero y mujeriego. Por saltarse esa regla elemental con la voluptuosa señorita Priscilla, Andrew Eastbourne acaba abandonado en una isla desierta sin mediar juicio alguno... Al parecer, el aprendiz de Robinson atrae al género femenino, porque pronto aparece en su vida una Viernes a la que le falta ropa pero le sobran ideas. Además resulta que el islote, que de desierto no tiene nada, es también refugio de feroces piratas que esconden un preciado botín... Y así nuestro dúo se embarca en un torbellino de aventuras por parajes donde nadie respeta las normas de la tierra ni del mar.
Esta obra, la última creación de Franz antes de su muerte prematura, está dedicada a la memoria de Aleix Aleu, quien la eligió para su publicación poco antes, asimismo, de su propia y temprana muerte. Quizás ahora, el autor y su admirador tengan la oportunidad de encontrarse...