1890. Edwards, un joven fotógrafo británico, se interna en las últimas fronteras del Far West. Su misión: obtener la evidencia fotográfica de la pacificación de Porcupine, ciudad que emerge imparable junto la frontera india de Dakota del Sur. Edwards asistirá al arrogante y jactancioso teniente Farshing, que es el encargado de llevar la civilización a dicho lugar. Pero Porcupine, ya de por sí una ciudad terriblemente salvaje y sin ley, no tarda en convertirse en un infierno cuando un sádico asesinato aterroriza a los habitantes: Una joven mujer aparece eviscerada.
La frustración y la ira se apoderan del Teniente Farshing por no ser capaz de detener el asesino que continúa haciendo estragos. Brutales delitos que curiosamente se asemejan a los cometidos pocos años antes en Londres por un Jack el Destripador