Para quién conoce la Patogonia argentino-chilena, sus gentes, su clima, sus paisajes, lagos y montañas, los bosques de pehuén, calafates, coigües y coirón, este relato de Guillermo Beorlegui, no lo podrá dejar indiferente. Asociado su cuento histórico con el "Martin Fierro" -muchas veces citado en el transcurso de sus líneas- nos conmueve hasta la médula. Vemos en sus páginas, amores y desamores; encuentros y desencuentros, sueños hechos trizas, sueños hechos realidad. Y para quienes no conocen dichos parajes, su historia, la epopeya de sus colonos -amos y peones, estancieros poderosos, mujeres del pueblo, sirvientes de burdel- no podrán sustraerse a la impronta de sus personajes. La idiosincrasia del pueblo mapuche, es en esta historia confrontada en todos sus aspectos éticos, étnicos, morales y existenciales. El viento incesante, el frío, la nieve, la belleza de los paisajes, con sus animales autóctonos, el canto de las aves, ríos y arroyos son descritos con magistral realismo por Beorlegui: Viento. Frío. Nieve. Silencios. Y la soledad infinita del hombre mapuche, sus recuerdos, sus grandes compañeros en medio de su soledad: su perro y su caballo. Un libro que nos hace ser más humanos, más sencillos, y ver que la Vida, con su fuerza omnipotente mueve a los hombres en pos de su destino. Especial interés merece destacar el esfuerzo de su autor, por recrear el lenguaje empleado por Remigio Gauna, -el protagonista- a través de toda la historia. Sin lugar a dudas, estamos frente a un relato histórico, geográfico que nos remonta a una pasado cercano y las vivencias de sus personajes.