Para la mayoría de las personas el vuelo en avión, comparado con otros medios de transporte, representa un ahorro de tiempo en sus viajes. Para otros muchos, sin embargo, el traslado en avión puede transformarse en una pesadilla. Para estos viajeros, los síntomas que revelan el miedo a volar pueden desencadenarse con la simple operación de obtener su billete de avión, manifestándose con sudores, problemas respiratorios, palpitaciones, sensaciones de angustia y tensiones musculares. Estos malestares pueden ir en aumento hasta llegar a convertirse en auténticos ataques de pánico durante el despegue, el aterrizaje o en otros momentos críticos del viaje. Sin embargo, el miedo experimentado en estas circunstancias no es de índole patológica sino que actúa como un dispositivo se alarma que pone a punto nuestro sistema biológico de autoprotección.
Por otro lado, no es sorprendente que sintamos miedo si nos encontramos suspendidos en el aire, alejados de nuestro hábitat natural. Pero hoy, gracias al programa que nos ofrece este libro, podemos pensar en superar o reducir nuestro miedo a volar.