Aprender a nadar pronto, prácticamente desde recién nacido es una de las mejores maneras de potenciar la coordinación física y mental. Es el gran potenciador de una indiscutible buena forma física y ayuda a conseguir niveles altísimos en las capacidades de la concentración y la atención del niño. Por tanto, influye sobremanera en conseguir una alta inteligencia y el desarrollo de la misma. Influye en una mayor sociabilidad, capacidad para relacionarse y un mejor aprovechamiento de todas las capacidades sociales.