David Monnet, experto historiador, recibe la visita de dos mujeres. Una de ellas, Justine Kaspersac, la más joven, de manera muy hostil, viene a encargarle un trabajo que su padre ya había venido a ofrecerle hacía unos meses y que Monnet desestimó por no considerar que fuera de su competencia. Después de una agria conversación en la cual se le responsabiliza del suicidio del padre de la joven mujer, éste acepta el caso, que consiste en encontrar un posible documento centenario en el cual, Sir Francis Drake, el corsario inglés, donaba en propiedad a su fiel capitán, Andrew Collingwood, antepasado de la familia Kaspersac, la isla Pelícano y su correspondiente castillo en agradecimiento a sus servicios prestados. Lo malo era que no disponía de demasiado tiempo para conseguirlo, ya que pesaba sobre la propiedad una demanda por la cual, otra persona exigía como suya la propiedad. Siguiendo los pasos del corsario, viajará con Justine a Panamá, siendo perseguidos por tres matones que intentarán hacerles fracasar. En esta ocasión deberá agudizar el ingenio para salir airoso de todos los peligros que le acechan