Por ello, resulta también de lo más desconcertante que, habiendo llegado a cotas tan altas, dedicara un impulso tan poderoso como generoso a la redacción de este Cocina de recursos (Deseo mi comida) ?que aquí se ofrece en una edición corregida y anotada?, un libro de cocina escrito en plena guerra civil donde no se respira ambrosía alguna (más bien carbón, cordita y papel) y donde se truecan los productos por trampantojos ilusionistas, se beatifican las coles y hasta los cacahuetes ponen el aroma del café. Imaginación (para utilizar las flores, por ejemplo), amplitud de miras (para abordar problemas específicos culinarios, como la alimentación infantil, de cuaresma o regional) y una solvencia profesional a prueba de bombas para rescatar la esperanza culinaria de los eriales, ruinas y cementerios en los que el país vivía inmerso son los valores que encarna Ignacio Doménech en este portentoso libro.
No siempre es necesario subir por la escala de la perfección para alcanzarla, parece decirnos. Y este libro, como otros muchos del autor, así lo demuestra.