Pero en Londres el viejo y depravado duque Llannefydd, víctima del resentimiento y de la bilis que lo ahoga, está dispuesto a pagar diez mil libras a quien asesine a Cordelia y secuestre a su hija. De forma inesperada e irremisible, las dos mujeres se verán mezcladas con las bandas de Nueva York y el departamento de policía.