En su defición de anacrónico moderno, el autor escribe dos tipos de poesía. Una clásica y otra moderna. La clásica posee una estructura más clara, un vocabulario más rico y una belleza distinta a la parte moderna, donde está sí será más atrevida, más irónica y la estructura será un poco más desordenada. Con lo cual Ciento Uno Volando se convierte en una obra válida para todos los públicos, un viaje para el lector donde puede sentirse identificado en cualquiera de las dos partes. El autor le rinde un pequeño homenaje a Joaquín Sabina, su maestro. De ahí que título sea parecido al libro de Joaquín Ciento Volando de Catorce. Muchos hablan del amor cuando termina, cuando se muere, cuando el paladar sabe a despedida, pero pocos hablan del amor cuando resucita. A veces, lo que parece muerto, inerte, sin vida? puede resucitar en un instante haciéndole al amor un ?boca a boca? con dos bocas que se besan y se dan aire, donde las manos se convierten en el mejor de los desfibriladores y la saliva es el agua que hace revivir la flor que parecía marchita. Porque dicen que hay besos de esos que te los dan y resucitan a un muerto.