En este libro se analiza, desde una perspectiva socio-histórica, el entramado de los grupos intelectuales y políticos que durante el Porfiriato enfrentaron el advenimiento de la nueva ciencia (la bacteriología, iniciada en Europa) para comenzar el largo proceso de su incorporación a la cultura médica mexicana. Más tarde, estos grupos desarrollaron las instituciones en que la bacteriología sería transmitida a través de la enseñanza y se harían los primeros intentos por adaptarla a las necesidades nacionales logrando, por momentos, algunos éxitos locales, como la producción de vacunas en gran escala. Superando traspiés, antipatías personales, falta de interés de algunos políticos, diferencias culturales e idiomáticas, una revolución y, en muchos casos, su propia inexperiencia, los médicos mexicanos de la época no dudaron en empeñar su esfuerzo en una tarea que por momentos parece abrumadora y que continúa hasta nuestros días, en esa interminable carrera por arribar a «la modernidad» que ha caracterizado la historia de México. Así, entre caudillos y proyectos políticos de alcance nacional, más que una historia de héroes y villanos, se muestran seres humanos, con debilidades y la natural ingenuidad de quien se acerca por primera vez a un campo desconocido.