Más allá de los abrumadores acontecimientos del 11-S, los autores analizan un peligro menos visible pero más cargado de sentido: Occidente superado por China, la primera potencia asiática de toda la vida. Los mecanismos que conducen al gran sorpasso chino se llaman mundialización, deslocalización y captación de un capitalismo instrumentalizado cuya eficacia se ve multiplicada por los "valores chinos".
Dentro de algunos años, lo esencial del aparato productivo de las empresas mundiales podría muy bien hallarse por completo deslocalizado en China. En cuyo momento, a ese país le bastaría dar una nueva prueba de su creatividad y su habilidad comercial para hacerse con el control real de buen número de nuestras redes industriales.
China se ha lanzado a una carrera que recuerda la que recorrió en su día Japón. Pero ahora no se trata de una isla desprovista de recursos naturales, sino del país más poblado del mundo.
Los chinos de Singapur, de Hong Kong y de Taiwán han demostrado ya la aparición de un chino "nuevo", capaz de combinar los recursos de eficacia orientales con los occidentales. La masa humana más grande de nuestro planeta se dispone a hacer lo mismo gracias a la globalización, pero con un impacto infinitamente más potente.
Este libro nos habla de los efectos que ello va a tener especialmente sobre Europa y de la paradoja de esta circunstancia: se trata de una trampa invisible tendida por la misma globalización que ha auspiciado Occidente.