En este libro investiga la impronta dejada por la cultura morisca en la vida de Cervantes, tanto en su niñez en Córdoba de donde eran sus progenitores, como después en Argel.
El conocimiento de esta cultura y la ligazón a ella del autor del Quijote lo llevan a asignar la autoría de esta obra a Cide Hamete Benengeli, un supuesto historiador árabe, alter ego que le permite esquivar la censura inquisitorial y enlazar su obra a la cultura islámica. Esta estratagema justificará ante la sociedad la gran influencia con que afloran géneros literarios, formas de entender la vida e historias relacionadas con el mundo musulmán.
Parte de la singularidad del Quijote se debe a las claves musulmanas que lo nutren y que hasta ahora, apenas habían sido reseñadas. Cervantes muestra un dominio extraordinario de las fuentes culturales y vitales del mundo árabe que permanecía en la península en la sociedad morisca, expulsada, por cierto en el periodo que media entre la publicación del primer y segundo volumen del Quijote.
Este libro recoge una actualización biográfica a la vez que un retrato literario y filosófico de Cervantes visto desde la perspectiva de su relación con la cultura morisca.