Las tres piezas de «teatro unipersonal» que componen este volumen fueron escritas entre 1993 y 1996 y responden a peticiones expresas formuladas al autor por directores teatrales o actrices como Vivian Acosta. La difícil circunstancia que en aquellos años atravesaba la isla tras la caída del bloque socialista explica el desencanto, la desesperanza y el escepticismo que acusan sus protagonistas, así como el tono nostálgico y pesimista de cada uno de estos monólogos, que han sido representados en numerosas ocasiones, tanto en escenarios de La Habana, Madrid y Barcelona como de Miami y Nueva York. El primero, «Santa Cecilia»,es un verdadero canto a una Habana condenada a desaparecer para siempre y en el que una anciana, ahogada y enclaustrada en el fondo del mar, lamenta la destrucción y la ruina de la mágica capital cubana y la extinción de un ritmo, un espíritu y toda una forma de vida. Por su parte, «Freddie» evoca la figura del mítico Freddie Mercury, paradigma de la libertad, el hedonismo y la exaltación de la vida como gozo. Finalmente, «El enano en la botella», en clave de humor, es, no obstante, una desolada metáfora de la condición humana, aprisionada en una circunstancia histórica concreta que le obliga a moverse entre el absurdo y la pesadilla.