En este ensayo histórico se demuestra que las iglesias, en sus múltiples variantes, han sido barridas por corrientes seculares en conflicto, aunque también ellas mismas han contribuido a ese fenómeno. Burleigh rastrea las instituciones y las creencias religiosas en una época en la que la Iglesia, decepcionada tanto con la democracia como con el fascismo, empezó a buscar alternativas políticas. Con brillantez, expone cómo el miedo a los movimientos socialistas moderaron la respuesta de la Iglesia a la amenaza de los regímenes totalitarios; y cómo, durante la Segunda Guerra Mundial, las iglesias afrontaron dilemas agónicos, principalmente cómo reaccionar al Holocausto.
Combinando la profundidad de la Historia con la sensación de urgencia de la actual relevancia de este material, Burleigh plantea por qué nadie previó las implicaciones religiosas de las masivas olas migratorias del Tercer Mundo, así como las actuales llamadas a una "religión civil" con la que enfrentarse a las amenazas terroristas que tanto han impresionado a Occidente.