Es una historia fresca y breve. Un relato con mucho diálogo, en el cual el autor expresa en voz alta, con algo de jocosidad y a manera de fantasía, sus pensamientos y creencias ?quizás no muy ortodoxas?acerca del mundo del alma y el espíritu. Más desde el punto de vista de cómo cree que funciona, que de su propia espiritualidad.
Se desarrolla en Morrocoy, uno de los bellos parques naturales que adornan la hermosa geografía de Venezuela. Allí se produce el encuentro de Juan, un eventual amante de la soledad y aficionado a la pesca, con un hombre mayor, quien además de ser muy agradable, interesante y que comparte el gusto por la misma actividad, resulta que también tiene un pasado en común, pero nada común, con Juan y toda su familia.
La empatía entre los dos nace inmediatamente y Juan pasa el mejor fin de semana de su vida.