Así, este magistral ejercicio de literatura comparada va desvelando las capas que subyacen al concepto de nación: esta, como construcción literaria y la literatura, a su vez, como reflejo del amor; la patria como palimpsesto mil veces reescrito a lo largo de años de derrotas, literatura y romance. Una lectura apasionante y reveladora que nos lleva a coincidir con Pierre Auguste Renoir cuando afirma que «enamorarse es un pésimo conocimiento del pasado. La nación es un pésimo conocimiento de la historia».