Cuando a principios de junio de 1962 Dionisio Ridruejo (1912-1975) cruzó la frontera clandestinamente, ya era un referente indiscutido de la oposición al franquismo. Su asistencia al IV Congreso del Movimiento Europeo el histórico «contubernio de Múnich» para reunirse con demócratas españoles del interior y del exilio le condenó a vivir dos años en el destierro. Prosista e ideólogo de la futura democracia en Escrito en España, de 1962, se instaló en París desde donde desarrolló una esperanzada campaña política contra la dictadura que le llevaría a viajar por media Europa y los Estados Unidos.
Fue entonces, entre 1962 y 1964, cuando mantuvo esta intensa correspondencia con su esposa, Gloria de Ros. Las cartas, inéditas hasta hoy y que sólo podían llegar a su destinataria a través de manos de confianza, se leen como la crónica privada de la vida de un conspirador. Entre el sentido del deber y la añoranza familiar, la cotidianidad del Ridruejo exiliado es la materia de un libro que protagoniza un hombre que quiere y no quiere volver a su país, siempre preocupado por los problemas de su familia y empeñado en reconstruir una conciencia democrática para sus compatriotas.