A la manera de Azincourt, Bernard Cornwell vuelve a relatar una de esas batallas que han pasado a la historia por su desenlace completamente inesperado e incluso ilógico. Cuando lo tenían todo a favor, los estadounidenses rebeldes a la Corona británica, fueron víctimas de su propia ineptitud, desorganización e indisciplina, lo que demuestra la superioridad del ejército y la armada frente a unas fuerzas armadas aún en proceso de creación y compuestas en buena medida por milicianos. Junto al carácter inesperado y paradójico de esta batalla y la presencia en ella de algunos personajes célebres (en particular de John Moore, que vivió en Fort George su bautizo de fuego), el soberbio modo en que Cornwell despliega su investigación, reproduciendo muchísima documentación de primera mano, convierten quizás esta obra en su mejor novela histórica hasta la fecha.