Homenaje, arte poética y gozo se unen en este libro único, exquisito y feliz, en el que textos e imágenes componen una correspondencia milagrosa.
Homenaje, arte poética y gozo se unen en este libro único, exquisito y feliz, en el que textos e imágenes componen una correspondencia milagrosa.
Como un regreso y un reconocimiento a las obras y autores que formaron la biblioteca de nuestra infancia y adolescencia, María Negroni escribió este conjunto de "cartas extraordinarias" que iluminan el mundo en que vivieron y crearon Louisa May Alcott, Emilio Salgari, Charles Dickens, Mark Twain, Jack London y tantos otros grandes escritores del siglo XIX, cuyas narraciones serán siempre el corazón de nuestro ADN literario.
Se trata de cartas cuidadosamente apócrifas, a veces improbables, o imposibles por anacrónicas, a veces incluso dirigidas a personajes de ficción que, sin ignorar las circunstancias biográficas, históricas y sociales de los corresponsales, emprenden, casi con saña, una empedernida reflexión en torno a los costos y peligros de la actividad literaria.
Los bellísimos y delicados collages de Fidel Sclavo funcionan, en cada caso, a modo de preciso y sugestivo comentario.
La crítica ha dicho...
«Negroni entabla una correspondencia con las lecturas de su propia infancia para continuar preguntándose, mediante las voces de otros escritores, sobre las hendiduras de la actividad literaria.»
Mariana Amato