El cruce de cartas entre Lucas, desde Antioquía, y su amigo Teófilo en Roma, nos abre un panorama, en parte conocido, de cómo transcurre la evangelización en aquel primer siglo de vida de la Iglesia. Las dificultades para transmitir las enseñanzas de Jesucristo, las persecuciones que se producen, sobre todo después de los graves acontecimientos en los años de Nerón, son preocupantes. Teófilo, colaborador cercano del emperador, tiene una familia raramente numerosa para las costumbres romanas, y toda su preocupación es cómo conseguir que sus hijos sean verdaderamente cristianos. Los sucesos se van complicando hasta que la tragedia ronda a este cristiano romano, siempre ayudado, a distancia por su amigo Lucas.