En los primeros años del siglo XVI Carlos I se enfrenta duramente a Francisco I de Francia. El objetivo: controlar gran parte del territorio italiano de cara a convertirse en el primer gran emperador de Europa. Italia, sede en esos momentos del poder temporal de la Iglesia, era una región débil políticamente y rica para atraer la voracidad de las grandes monarquías europeas.
La batalla de Pavía, el Saco de Roma, la invasión de Saboya y las posteriores alianzas matrimoniales fueron los principales hitos que protagonizó Carlos I, futuro emperador del Sacro Imperio. El control del Milanesado, del Reino de Navarra ponen en jaque a las dos mayores potencias mundiales: Francia y España que ansían coronarse como grandes Imperios. Carlos I apoya su ejército gracias a las alianzas de sus hermanas con algunos de los grandes reyes de Europa (Dinamarca, Portugal,.).
Nada parece frenar al emperador en la pugna por los derechos de la corona de Nápoles y del ducado de Milán, que se convirtió en el epicentro en torno al que se animaban todos los combates de una de las épocas más apasionantes de la historia de Europa.