Como bien digo en uno de mis poemas, Extremadura fue mi cuna, donde aprendí a dar mis primeros pasos, a realizar mis primeros estudios, que como todos los niños de mi sufrida época, tuve que alternar con las faenas del campo ayudando a nuestros padres a salir adelante dentro de aquella miseria que les envolvía, al igual que a todos los españoles.
A los dieciséis años pude comenzar mis estudios en serio sintiendo como me ahogaba entre las miserias del campo deseando ser libre para poder volar por el mundo como las aves teniendo la dicha de ver cumplidos mis deseos.
Hoy, a pesar de haber tenido la dicha de volar, realizar y perfeccionar estudios por innumerables partes del mundo, no he olvidado mis raíces, ni el dolor y sufrimiento de los campesinos de mi querida Extremadura, a los que deseo dar unas bocanadas de alivio con mis humildes poemas.
Campanadas de dolor es una obra donde podemos apreciar el verdadero dolor de los hombres del campo extremeño a través de sus poemas.