Toda celebración aspira a movilizar una determinada memoria, privilegiando unos acontecimientos y lanzando otros al olvido y, como nos recuerda el historiador mexicano Mauricio Tenorio Trillo, estos aniversarios de independencias, exposiciones universales o foros y encuentros como el que en 2004 se celebró durante varios meses en Barcelona son una excelente ocasión para explorar los aspectos éticos y políticos de la historia del presente, para iluminar los tópicos sobre los que el poder aspira a consolidarse y, sobre todo, para analizar críticamente la imagen o quizá los espejismos que una sociedad elabora sobre sí misma.