Bajo una apariencia de crónicas viajeras y divertidas, este libro realmente nos presenta la evolución que ha sufrido el pueblo ruso desde que se le cayó su mundo encima en los años noventa hasta verse, a día de hoy, sumergido en una verdadera picaresca proletaria muy parecida a la que se produjo en los años cincuenta y sesenta en nuestro país. Nada nuevo bajo el Sol solo que Rusia ha llegado a esta situación con cierto retraso. Y esta realidad está descrita con humor que la hace más llevadera y con amor hacia un pueblo que nada tiene que ver con sus dirigentes, como en todas partes, un pueblo que, a decir de muchos, es meridional pero se encuentra, por algún extraño maleficio, anclado para siempre en el Norte.
A través de estas páginas nos veremos transportados en una sucesión de hechos a un país de leyenda pero muy parecido al nuestro y con el que nos sentiremos plenamente identificados.