En un cuartel todo transcurre lentamente, con actividades programadas que no quebrantan la armonía interior y con una rutina sólo rota por sus toques militares. Si alguna vez sucede algo fuera de lo común, los pilares sobre los que se asienta la institución se tambalean. Cuando, en el momento en que se iba a ejecutar el izado de Bandera, la teniente Bárbara López es amenazada de muerte por el alférez Javier Romero, los afectados no son sólo ellos sino toda la institución militar que gira a su alrededor. Los implicados no sólo deben defender su propia postura particular, sino también la de la Unidad como enseña de la Institución.