En Calzada de los misterios cada detalle de la cotidianidad de las familias mexicanas está perfectamente descrito, pero sin dejar a un lado su estilo delicadamente irónico. Esta brillante novela de Vilma Fuentes evoca no sólo aquellos buenos tiempos de nuestra cambiante ciudad, también nos hace recordar la inocente explosividad de la infancia y la altanera volatilidad de la adolescencia.