Y así, a partir de las sutiles conexiones entre estos cuatro personajes ?el abuelo, los dos abogados judíos que participan en Núremberg, uno con el equipo de juristas británico y el otro con el americano, y el nazi, un hombre culto que acabó abrazando la barbarie?, emerge el pasado, la Shoá, la Historia con mayúsculas y las pequeñas historias íntimas. Y frente al horror surge la sed de justicia ?la lucha de los dos abogados por introducir en el juicio el concepto de «crímenes contra la humanidad»? y la voluntad de entender lo sucedido, que lleva al autor a entrevistarse con el hijo del criminal nazi.
El resultado: un libro que demuestra que no todo estaba dicho sobre la Segunda Guerra Mundial y el genocidio; un libro que es al mismo tiempo un bellísimo texto literario con tintes detectivescos y de thriller judicial, un relato histórico sobresaliente sobre el Holocausto y los ideales de unos hombres que luchan por un mundo mejor y una meditación sobre la barbarie, la culpa y el deseo de justicia. Pocas veces está tan justificado aplicar a una obra el calificativo de imprescindible.