Hay veces en las que uno tiene que dejar de huir para enfrentarse cara a cara con sus miedos, abandonar la cobardía, alzar la barbilla y seguir adelante, no importa cuánto duela, ni interesan los recuerdos, lo importante es avanzar y cumplir los objetivos. Me empujaron al suicidio. Le di la mano a la muerte, me enseñó su reino, y ahora he vuelto para mostrárselo a quienes me llevaron ante ella. El acusado se ha convertido en verdugo. Yo decido quién quiero ser.