Luis era insoportable. Chinchorrero, puñetero. Prendía en su pico de oro a alguien y allá lo tenía, una y otra hora, hasta que al fin le reprochaba el haberle hecho perder el tiempo. Como poeta ?y grande? que era, buscaba la palabra exacta, ya la había encontrado. ?¿Qué te parece que va mejor aquí: azul o celeste??. Y si le decías que celeste era la palabra que te parecía más adecuada en aquel lugar del poema (pues los sinónimos no existen en poesía), te acosaba con una nueva proposición. Alguien le había sugerido cerúleo como palabra más exacta. O cobalto, o prusia, o añil o ultramar... [...]
Luis Feria, insoportable en lo personal era ?es, pues el poeta vive eternamente en su obra? un grandísimo poeta. Y está, para probarlo, este bestiario. La sorpresa, el hallazgo, la palabra mágica, poéticamente exacta está aquí. Es una poesía donde el humor, la ternura, la emoción, el irracionalismo fuertemente contenido, la invención verbal, que nos aproxima el aroma de la infancia, la precisión ?poética, insisto? que hace que la palabra esté donde sólo un gran poeta sabe que puede estar, el adjetivo que vivifica ?recordemos a Vicente Huidobro: ?el adjetivo cuando no da vida, mata??, la fantasía, que mitifica la realidad, todo está en este hermoso libro. [...]
José Hierro