Eduardo González nace en 1970 en Santa Cruz de Tenerife. El día de su bautizo recibe como regalo de un familiar lejanísimo un rotulador carioca, adopta nuestro personaje a partir de ese momento una curiosa forma vegetal que le hará confundirse con el paisaje a la vez que traza líneas y manchas sobre papeles y superficies más o menos rugosas. Se licencia en Bellas Artes, experiencia emocional que lo deja tocado, así que como terapia vuelve a agarrar su rotulador e iniciando un psicodrama épico empieza a publicar ilustraciones y cómics en varias revistas locales y hace sus pinitos en algunas publicaciones y fanzines de la Península. En 1999 y durante una década colabora con el diario La Opinión de Tenerife realizando tiras de prensa, primero con «Becarios» y más adelante, los dibujos de «La venta de Floro» y «Don y Doña» sobre los populares personajes de Juan Luis Calero. Unas oportunas gafas consiguen que no desfallezca en su contumaz perpetración de ilustraciones para cuentos y libros de texto (varios para Ediciones Idea) viñetas, trabajos varios, montajes de salones del cómic, muchas caricaturas y páginas de tebeos. A día de hoy se encuentra embebido y licuado en sus viñetas para las páginas web El blogo feroz y El anillo de Moebius, amén de vaya usted a saber qué más cosas. Hasta que el dichoso rotulador no se gaste, para mí que este hombre va a seguir? De Eduardo han dicho: «Tengo todos sus discos» (Rubalcaba) «Un día se coló de okupa en mi garaje» (Anuska Cichosz) «Un hombre sobrio en el vestir» (Christina Aguilera) «Pues mira, para que esté por ahí haciendo vete tú a saber qué, mejor que pinte» (Carmen Ruano) Becarios: ¿Así que la vida era esto? recoge las tiras publicadas entre 2005 y 2009, última etapa de la serie, y sigue contando las peripecias de un grupo de alumnos y profesores dentro de ese marco tan simpático que es la Universidad? y lo que hay más allá. Obviamente TODO es pura invención, y nadie debe darse por aludido.