«Orten participaba de la demonía praguense: la obsesión por la nada, el error
eterno (equivocarse tanto hasta ser puros), la pesadilla, la vanidad, la culpabilidad;
como Kafka (ambos vivieron en cuartos subalquilados) era un condenado
inocente que incluso llegó a tener vergüenza por los mismos verdugos.»
César Antonio Molina
«Hay mucho de Rilke en Orten, aunque desarrolla un código distinto: su poesía
tiene la intensidad de un grito, cuyos límites son los del lenguaje: ¡Ayudadme,
palabras. Acudid a mí!»
Jaime Siles