Esta obra nos ayuda a ver, intuir y conocer que aún queda un lugar en el mundo. Cuando parece que la Globalización ha extendido los zarpazos de su negatividad destructiva por todos los rincones de la tierra conocida, llenándolo todo de vacío, desertización y desprecio por la sensibilidad humana, e igualando a todos los seres en los perfiles más bajos e insolidarios de su experiencia, en estas páginas se nos ayuda a entender que emprendiendo el humilde y apasionante camino de la simplicidad y siguiéndolo con fidelidad meridiana, se puede llegar hasta ese lugar que aún queda en el mundo. Allí se nos ofrecerá gratuitamente la paz necesaria para volver a plantearnos el aprendizaje de las cuestiones esenciales, esas que hemos tenido siempre ante nuestros ojos, pero que no hemos podido o no hemos sabido ni entender ni comprender ni asimilar ni, en definitiva, vivir. Mirado todo desde el espíritu nuevo que nació en el Concilio Vaticano II, se nos permite adentramos en una perspectiva novedosa de la espiritualidad cristiana que adquiere un carácter universal, abierto a todos los hombres y mujeres del mundo, sean de la tradición religiosa o laica que sean.