Magníficamente prologadas por Manuel Lourenzo, el autor identifica en las obras influencias que van desde el pesimismo impotente de Kafka, a la crítica entrañable de La Codorniz, pasando por el humor de Harold Pinter, el absurdo de Ionesco y Poncela o la reflexión filosófica de Sartre. Para el lector/ espectador, estas dos piezas sobre la misteriosa muerte de un librero, decidido a recuperar para sí la auténtica literatura, y las oscuras relaciones entre los trabajadores de una empresa de basura supondrán, en cualquier caso, un magnífico retrato de la incomunicación y el desconcierto de la comedia y el drama humanos en el que todos, sin excepción, estamos inmersos.