Argumento de Asomarse Al Olvido (poemas 1979-2002)
Tener el privilegio de habitar en tránsito de lector la poesía de Sergio Domínguez Jaén (Las Palmas de Gran Canaria, 1959) es poder asomarse a la infancia del olvido mismo, es ver crecer al olvido mismo entre las vetas de una vida de hombre con formación estocástica de caldera volcánica en las cumbres de una isla, verlo romper a envejecer y nacer a un tiempo como olvido poético entre la incesante actividad léxica de sonidos que esperaban serenos su orden espontáneo en medio de escorrentías desbordadas de palabras.
Desde una Asomada metapoética única como la de este artista, hecha de conocimiento avizor, es fácil enamorarse de la excepcionalidad estructural y vital de los relieves verbales del olvido y ganar una estancia en los verdes signos del magma petrificado ya de una joven vida. A lo largo de las seis fases creadoras de este poeta (De latitud encendida, 1998, es epítome de todas ellas) se nos presenta un proceso inédito de creación en el que las palabras se escuchan con los ojos; incluso las del desconocimiento. Al tiempo que topónimo de un lugar del municipio de Artenara, en lo más alto de la Isla de Gran Canaria, La Asomada oriunda de este artista (que durante un tiempo en los años 80 se dio a conocer como Sergio Artenara, con cuyo pseudónimo firmó artículos en prensa y sus dos primeros cuadernos poéticos, Poemas Arriesgados (1979) y Testimonio poético (1980)) es una bellísima estancia poética desde la que la mirada creadora de palabras se diversifica al azar desde los macizos más antiguos como relieves más esforzados de la isla (quizás Bentaygas o Nublos del alma), a los más comunes relieves residuales de las cresterías o los cuchillos.0