Soy madre de seis hijos y los quiero muchísimo a todos, daría la vida por ellos, son todos artistas y estoy muy feliz de que sea así. Pero ha ocurrido algo maravilloso para mí. Mi hijo Tomás me ha pedido que escriba esta introducción para él y esto es un honor muy grande. No va a hablar mi pluma... sino mi corazón. Como una mujer objetiva y con sinceridad. Tomás, desde pequeño, escribió algo tan profundo, que me sorprendió. Con ocho o nueve años, siempre estaba a «cuestas» con su máquina de escribir. Es muy sincero y dice siempre la verdad. Su sinceridad es tan grande que lucha en su interior por expresar lo que siente, haciendo que nos sintamos felices o que nos duela. Sus escritos son de una profundidad que muy pocas personas entienden, solo unos pocos... Yo, no solo como madre, sino como mujer, capté enseguida a quien tenía delante de mí, a un gran escritor y filósofo de la vida. Pero cautelosamente iba oyendo diferentes opiniones y me quedé con esas personas sabias que te dicen la verdad, aunque nos duela o nos haga felices.