Por primera vez los historiadores de la arqueología se hacen eco de los debates teóricos y metodológicos que se producen en el seno de la historia de la ciencia presentismo, internalistas versus externalistas y defienden la importancia de esta disciplina para el progreso de la ciencia. El cambio de orientación se produjo a finales de los años ochenta y durante los años noventa, cuando algunos historiadores de la arqueología (Trigger, Richard, Christenson) asumieron la importancia de considerar el contexto social, económico, político y cultural a la hora de estudiar el desarrollo del conocimiento arqueológico. La historia de la arqueología ya no es una mera crónica del progreso científico, sino una parte esencial de la teoría arqueológica.
Buen conocedor de la historia de la ciencia y discípulo de Bruce G. Trigger, el autor muestra cómo la historia de la arqueología debe constituir un instrumento de reflexión fundamental a propósito de la práctica arqueológica. En su análisis crítico de la historiografía arqueológica, Oscar Moro considera que esta no ha escapado totalmente del tipo de historia tradicional que denuncia, es decir, aquella que simplifica el pasado para legitimar el presente, sirviendo a los intereses dominantes de la sociedad y a determinados discursos ideológicos.