El general cartaginés derrotado en el campo de batalla fue Amilcar Barca, padre de Aníbal, que por entonces era tan sólo un niño. Sin embargo, a pesar de su corta edad, la derrota de su padre y de su nación no pasarán desapercibidas para Aníbal, y marcarán profundamente al pequeño, quien desde este momento comenzó a alimentar en su espíritu un odio trascendental hacia los romanos. El tiempo diría hasta dónde las angustias y tribulaciones de estas experiencias le llevarían a encabezar una de las más impresionantes campañas militares contra Roma.
La historia de uno de los mayores estrategas militares de la antigüedad que puso en jaque la existencia de la mayor potencia de la época: Roma. Aníbal Barca conquistó parte de la Península Ibérica, cruzó los Alpes y llegó hasta las mismas puertas de la ciudad del Tíber, desafiando el poder del Imperio.