En Angélica la mitología cristiana y el romanticismo se dan la mano para vertebrar una historia donde el propio autor es protagonista. Un bonito cuento en el que una joven de pálidas mejillas y pies desnudos entrega cuatro estampas de ángeles al pintor, y desata en él y en su imaginario personal cuatro preciosos y afligidos relatos de amor imposible.